Archaeometrey of the Casa de las Águilas

SUMMARY

The Casa de las Águilas, a ritual space near the heart of the Templo Mayor, is a remarkable building not only for the quality of the archaeological and iconographic information obtained in its exploration but also for the application of modern archaeometric techniques used to locate underground features and carry out the reconstruction of the activities that took place there. This article provides an overview os the results of multiple archaeometric studies as well as innovative visualizations of multivariate data that I created.

Article citation: Luis Barba, Luz Lazos, Paco Link, Agustín Ortiz, Leonardo López L. (1998). “Arqueometría en la Casa de las Águilas” in Arqueología Mexicana, Vol. 6, No. 31.


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INTRODUCCIÓN

La Casa de las Águilas es un edificio notable no sólo por la calidad de la información arqueológica e iconográfica obtenida en su exploración sino también por la aplicación, a partir de 1992, de modernas técnicas arqueométricas para localizar los elementos bajo el piso y realizar la reconstrucción de las actividades que ahí tuvieron lugar. Así, puede decirse que, por primera vez en México, la interpretación integral de los indicadores arqueológicos, históricos, geofísicos y químicos permitió interpretar la función de una estructura ritual.

Figura 1. Ubicación de la Casa de las Águilas al norte del Templo Mayor.

Uno de los edificios que formaba parte del Recinto Sagrado de Tenochtitlan era la Casa de las Águilas, estaba ubicada al norte del Templo Mayor. Fue construida en el siglo XV y ampliada en tres ocasiones antes de ser parcialmente destruida en 1521 y de quedar sepultada por la iglesia de Santiago Apóstol y la calle de Justo Sierra (figura 1).

En 1981, fue excavada una estructura que corresponde a una etapa constructiva no vista por los españoles. De ella, se obtuvo valiosa información arqueológica e iconográfica relacionada al conjunto simbólico de las Águilas.

Su buen estado de conservación planteó dos problemas arqueológicos: el primero, se originaba en la necesidad de establecer la existencia de etapas constructivas enterradas desde la superficie, respetando la integridad de los pisos descubiertos. El segundo, provenía de la necesidad de obtener el máximo de información de los pisos, aprovechando el hallazgo de una estructura cívico ceremonial intacta e idónea para el estudio de los espacios arquitectónicos y su función.

Los dos problemas mencionados no podían ser abordados con las herramientas tradicionales de uso arqueológico y por ello se planteó la necesidad de aplicar técnicas arqueométricas para enfrentar el estudio de la historia constructiva del edificio y su función. La arqueometría representa la interfase entre la arqueología y las ciencias naturales, un campo que involucra la colaboración entre investigadores de diferentes áreas, quienes aplican técnicas físicas y químicas a los materiales arqueológicos para extraer información tecnológica, cronológica y cultural.

Para el estudio de la Casa de las Águilas, la geofísica informaría acerca de las características de los materiales ubicados bajo el piso, sin dañarlo. Por su parte, la química podría revelar la presencia de residuos de sustancias que fueron derramadas durante el desarrollo de las actividades humanas y que quedaron atrapadas en los poros del piso, ofreciendo así la oportunidad de identificar actividades humanas invisibles en el registro arqueológico.

Por lo anterior, a partir de 1992, se llevó a cabo un proyecto de investigación interdisciplinaria entre el INAH y la UNAM para realizar un estudio integral de la Casa de las Águilas. Los objetivos principales fueron la localización de subestructuras bajo el piso y la reconstrucción de las actividades que tuvieron lugar sobre el piso de este importante edificio para definir su función.

Los resultados de esta investigación permitieron localizar una subestructura correspondiente a una etapa constructiva anterior a este edificio (etapa I). Adicionalmente, a partir del estudio químico del piso de la etapa II, se detectaron zonas importantes donde se realizaron rituales, así como los materiales que utilizaron.

Estudio de la estructura y su proceso constructivo

La estructura externa de la Casa de las Águilas tiene una planta en forma de L, y mide aproximadamente 52 m de este a oeste y 32 m de norte a sur. Cuenta con dos escalinatas de acceso en su extremo occidental. Esta última está decorada con cabezas de águila, talladas en piedra, de donde el edificio recibe su nombre (figura 2).

Figura 2. Perspectiva de la Casa de las Águilas vista desde el suroeste. Los muros externos corresponden a la etapa III, mientras que la estructura interior corresponde a la etapa II.

Dentro de esta estructura superficial, denominada etapa III, se encontró una etapa constructiva anterior. Las excavaciones mostraron que fue recubierta cuidadosamente conservando sus braseros y esculturas intactas.

La Casa de las Águilas presenta en la actualidad, como todas las estructuras excavadas del Templo Mayor, un marcado desnivel producto de hundimientos diferenciales que se pensó podrían relacionarse con la presencia de estructuras subyacentes. Por ello, como primer paso, se obtuvo el mapa topográfico detallado en el que se observaron pequeñas variaciones del relieve.

Con la información anterior se pudo continuar con el estudio de las etapas constructivas previas. Se seleccionaron los estudios geofísicos más apropiados, dado que son herramientas que permiten obtener información del subsuelo preservando la integridad de la superficie actual. Para este fin se aplicaron principalmente, estudios magnéticos y eléctricos.

Los contextos urbanos son especialmente problemáticos para la aplicación de las técnicas magnéticas, sin embargo, en este caso, se comprobó que las técnicas de gradiente y de susceptibilidad magnética pueden ofrecer excelentes resultados. Con la aplicación de estas técnicas se detectó la presencia de acumulaciones de piedra volcánica bajo el piso, especialmente en la parte suroeste, lo que contrasta con el material no magnético presente en la parte norte de la casa.

Adicionalmente, los estudios eléctricos mostraron la respuesta del terreno al paso de la corriente. Cuando la corriente suministrada encuentra dificultades para conducirse por el subsuelo se manifiesta con altos valores de resistencia eléctrica. Esto fue lo que se apreció en el mapa producido que mostró un área de altos valores en los mismos lugares que los señalados por los estudios magnéticos. En el pórtico hay aumentos apreciables en la resistencia del sustrato y puede observarse un contraste considerable con respecto a los cuartos 1, 2 y 3, donde los valores de resistividad eléctrica son bajos (figura 3). La interpretación conjunta de los resultados de estas técnicas nos sugiere la presencia de una acumulación de piedras bajo del piso, algunas superficiales, acumuladas en la parte sur del pórtico, que manifiestan claras propiedades magnéticas e impiden el paso de la corriente.

Figura 3. Mapa de resistencia eléctrica superpuesto a la topografía que existiría sin la inclinación visible actualmente en la estructura. Visualización: Paco Link.

Al superponer el mapa topográfico, se apreció cómo las anomalías geofísicas coinciden exactamente con las inflexiones del relieve y muestran los límites de una plataforma que contiene una estructura central bien definida (figura 4). La excavación de un pozo de verificación confirmó la presencia de ésta al localizar su límite este, el cual presenta un paramento vertical y una porción de un muro en talud (figura 5) que es responsable de las anomalías geofísicas y del desnivel topográfico registrado. Durante las excavaciones de verificación fue identificada otra anomalía magnética producida por una caja de ofrenda vaciada de sus contenidos originales y rellenada con piedra.

Figura 4. Mapa de susceptibilidad magnética superpuesto a la topografía real de la superficie del piso. Visualización: Paco Link.

Estudio de las actividades rituales

La segunda etapa constructiva de la Casa de las Águilas consta de un largo pórtico de entrada en forma de escuadra, tres cuartos y un patio interno o impluvium. Sobre su piso se encontraron diez braseros de estilo tolteca y cuatro esculturas de cerámica. Estas esculturas tienen escala humana, y se encontraban resguardando los vanos de las puertas de intercomunicación. Dos de ellas representan personajes ataviados con traje de águila, y los otros dos seres descarnados que se han identificado como Mictlantecuhtli o señor de los muertos (figura 6).

Los cuartos interiores están decorados con banquetas que cubren casi todos los muros internos y representan en bajorrelieve procesiones de guerreros que confluyen en un zacatapayolli; bola de heno en la que ensartaban los punzones de autosacrificio después de haberse extraído sangre de diversas partes del cuerpo. Al parecer, por los datos encontrados en los códices Magliabechiano (1983) y Tudela (1980), en este lugar se pudieron haber realizado diversos rituales. Durante la excavación, se encontraron punzones y puntas de maguey junto a las representaciones de los zacatapayolli, lo que sugirió que en estas zonas se pudieron haber realizado los rituales.

Una alternativa novedosa para estudiar las áreas de actividad en los pisos es la aplicación de los análisis químicos para determinar la presencia, concentración y distribución de residuos. Estos indicadores son una serie de compuestos químicos que se depositaron en solución sobre las superficies porosas, como subproducto de actividades humanas específicas, y cuya caracterización ofrece la posibilidad de identificar la función de la superficie estudiada.

Después de efectuar un muestreo sistemático de los pisos de la etapa II, se procedió a aplicar una serie de análisis inorgánicos preliminares para determinar la distribución de algunos indicadores químicos como los fosfatos y los carbonatos. Como los resultados de estos mostraron contrastes significativos entre una zona y otra, se procedió a aplicar pruebas adicionales para la determinación de residuos orgánicos como albúmina, carbohidratos y ácidos grasos. Estas se aplicaron a las muestras provenientes de los cuartos 1,2,3 y el patio, ya que en ellos se encuentra la mayoría de los elementos asociados al ritual.

Los resultados de este estudio permitieron localizar tres áreas de actividad primordiales dentro de la Casa de las Águilas: el altar principal, los vanos de intercomunicación frente a las esculturas antropomorfas y los espacios frente a los braseros.

1) Altar principal. Aquí hay una disminución en la concentración de carbonatos debida al deterioro sufrido por el piso. Esto puede deberse al uso intenso de la zona y a las brasas incandescentes proyectadas desde los braseros, que alteraron los carbonatos. Lo anterior corresponde con los valores altos de pH que se detectaron frente al altar producidos por los residuos de cenizas. También son abundantes los residuos de fosfatos, carbohidratos y de ácidos grasos de alto peso molecular que sugieren a la presencia de resinas vegetales (figura 7).

Figura 7 y 8. Mapas de distribución de las concentraciones de ácidos grasos y albúmina. Visualización: Paco Link.

2) Frente a las esculturas antropomorfas. Existen valores elevados de fosfatos, pH, carbohidratos y ácidos grasos. Destaca la alta concentración de albúmina determinada en esta zona que puede ser el resultado de ofrendas de sangre semejantes a las que ilustran los códices (figura 8).

3) Frente a los braseros. Hay evidencias de actividades rituales asociadas al fuego, y del ofrecimiento de productos que contuvieron grasas vegetales y animales, además se detectó la presencia de carbohidratos provenientes de una sustancia rica en azúcares y almidones, quizá pulque (figura 9).

Sin duda que los pisos frente al altar principal y frente a los braseros, fueron las superficies más enriquecidas. Esto es consecuencia de las cenizas provenientes de la combustión y de las sustancias utilizadas en los rituales practicados. Para complementar esta información, se están realizado análisis instrumentales específicos con el fin de identificar los compuestos químicos presentes y de esta manera proponer los materiales de donde provienen; que podrían ser copal, ocote, grasas de animales e incluso pulque.

Entre los resultados químicos más relevantes, podemos mencionar la insospechada presencia de indicadores químicos en los accesos flanqueados por las esculturas de cerámica. Los estudios instrumentales complementarios han confirmado la presencia de residuos de proteínas, que parecen estar relacionados con el derramamiento de sangre en el culto a dichas imágenes. Este dato concuerda con algunas láminas de los códices Tudela y Magliabechiano donde se aprecia un personaje derramando sangre sobre la escultura de Mictlantcuhtli (figura 10) y marca una clara diferencia entre los ritos realizados frente a los altares y los practicados frente a las esculturas antes de acceder al siguiente cuarto.

Figura 10. Derramamiento de sangre sobre la escultura de Mictlantecuhtli representado en códices

A manera de conclusión podemos decir que al remover los materiales arqueológicos y terminar la excavación de la Etapa II de la Casa de las Águilas, quedó expuesto un piso en buen estado de conservación, pero incapaz de proporcionar más información arqueológica. La aplicación de la metodología de estudio propuesta por los laboratorios de arqueometría y la cuidadosa excavación arqueológica permitieron verificar la existencia de una subestructura y de varias cajas de ofrenda con una alteración mínima del piso. La preservación del piso permitió recuperar la información química contenida en sus poros. A partir de la distribución de los compuestos químicos analizados, se determinaron los lugares en donde se realizaron ritos y se verificaron algunas de las actividades mencionadas en los documentos antiguos y en las representaciones iconográficas estudiadas. Finalmente, se confirmó el uso de sustancias como el copal y el pulque en rituales específicos.

Por primera vez en la arqueología mexicana la interpretación integral de los indicadores arqueológicos, históricos, geofísicos y químicos, permitió interpretar la función de una estructura ritual tan importante como ésta.

Referencias

López-Luján, Leonardo. “Guerra y muerte en Tenochtitlan. Descubrimientos en el Recinto de las Águilas.” Arqueología mexicana, III (12): 75-77 (1995).

Luis Barba, Agustín Ortiz, Paco Link, Leonardo López Lujan and Luz Lazos. “The Chemical Analysis of Residues in Floors and the Reconstruction of Ritual Activities at the Templo Mayor, Mexico” in Archaeological Chemistry: Organic, Inorganic and Biochemical Analysis. Chemical Society of America. p.139-156 (1996).

Luis Barba. Radiografía de un sitio arqueológico. IIA, UNAM. México. 140 p. (1989).

Agustín Ortiz y Luis Barba . “La química en el estudio de áreas de actividad” Cap. XII. Anatomía de un conjunto residencial teotihuacano en Oztoyohualco. Vol. I. Linda Manzanilla editora (1993).

Códice Magliabechiano . Berkeley, University of California Press (1983).

Códice Tudela. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica del Instituto de Cooperación Iberoamericana (1980).

Scollar, I., A. Tabbagh, A. Hesse and I. Herzog. Archaeological prospecting and remote sensing. Cambridge University Press (1990).